Sobre la competencia del COD en el deporte doméstico
(Periodico Hoy de la ciudad de Santo Domingo, Republica Dominicana, 4 de septiembre del 2014)
En la actualidad somos de los pocos países donde se mantiene esa añeja e injustificada dicotomía, por lo que será necesario establecer con mayor claridad el rol de lo público y lo privado, tanto en el marco jurídico-deportivo como en el terreno de la aplicación práctica.
Hasta que la dirigencia olímpica no reconozca las facultades de la cartera oficial como máximo organismo encargado del diseño, administración y fiscalización del deporte doméstico, y se convenza de que al COD le corresponde ser una esencial entidad de colaboración de la gestión pública, no podrá orquestarse un verdadero ambiente de armonía y óptimas relaciones en el espectro doméstico.
Los operadores del bloque olímpico deben convencerse de que ellos deben ser los principales aliados de la organización pública del deporte, y desoir a los grupos de presión y las voces agoreras que se dedican a alentar la discordia y la controversia entre dos sectores que deben trabajar unidos a favor del avance de esa edificante manifestación humana.
Las autoridades de turno han procurado desde el principio un estrecho acercamiento –que no ha sido correspondido de igual modo-con la dirigencia olímpica para trabajar en conjunto y sin desmayo en la cristalización del Plan de Desarrollo Deportivo, que además integra a otros organismos públicos y privados.
Lo primero que hizo la gestión encabezada por Jaime David Fernández fue ponerse a tono con el nuevo sistema de Planificación Nacional e Inversión Pública puesto en vigor por el Estado dominicano, que incluye una serie de instrumentos legales e institucionales, como la consagración del deporte por primera vez en la Constitución de la República, la Ley 1-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo, que en su Eje 2 define políticas para el sector deportivo y el Plan Nacional Plurianual del Sector Público.
Todo ello llevó a las autoridades del Ministerio del ramo, no solo a seguir los lineamientos de estos modernos instrumentos de la nueva cultura de planificación del Estado, sino además a proponer la formulación por primera vez de un real Plan Nacional de Desarrollo Deportivo, desde las bases en procura de mejores resultados tomando en cuenta todas las modalidades de la actividad físico-deportiva, cuyos resultados positivos fueron reconocidos por el Presidente de la República, en su presentación de memorias ante la Asamblea Nacional.
Todo parece indicar que la cúpula olímpica que preside el distinguido dirigente Luis Mejía Oviedo se ha quedado detrás de los cambios del actual proceso, prefiriendo el viejo modelo caracterizado por la improvisación y los métodos artesanales de dirección.
Hay que reconocer que los yerros y falencias de la inoperante Ley General de Deportes, no. 356-05, se debieron a maniobras de sectores interesados en que se desconocieran funciones legítimas del Ministerio de Deportes como el principal organismo en la dirección y regulación de las actividades deportivas de la nación.
Los hechos indican que quienes han estado al frente del Comité Olímpico tradicionalmente se comportan como si esa entidad privada fuese una especie de ministerio deportivo paralelo.
El protagonismo e influencia que ostenta el COD en nuestro sistema deportivo no se fundamenta exclusivamente en la competencia que le atribuye el texto legal, sino más bien a su efectivo laborantismo y sentido de la oportunidad en diversos niveles del sector y fuera del mismo.
Continuaremos sobre el tema pues faltan otros aspectos importantes que deben ser dilucidados sobre el accionar y competencia del principal organismo del deporte no gubernamental.
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